Colombia
ha vivido en un estado de guerra casi indefinida por más de medio de siglo; las
historias de aquellos que han sufrido los estragos de la guerra de forma
directa, campesinos, indígenas, desplazados, soldados, nos deja ver que lo
único que queda de la guerra al final, es mucho dolor para toda la nación que
la ha soportado y ha luchado arduamente para conseguir la paz.
Pero
hay que decir que esta guerra no sólo ha significado muertes, secuestros,
crímenes e impunidad, sino que ha acabado con la vida de muchos que han sido
obligados a unirse a las filas guerrilleras,
perdiendo su vida por entregársela a una causa que no les devuelve todo
el esfuerzo que invierten en ella. Estas víctimas son los menores que se
vinculan a grupos subversivos en contra de su voluntad; en otros casos logran
ser persuadidos con promesas económicas que nunca llegan a cumplirse, o porque
se les habla sobre el poder y el uso de
las armas.
Muchos niños y jóvenes han sido reclutados forzosamente, la mayoría de los casos con amenazas. Y la realidad es que los insurgentes eliminan la posibilidad de un mejor futuro para ellos; se puede decir que prácticamente son secuestrados con el fin de ser usados en la guerra poniendo la vida de estos menores en riesgo.
Colombia
ha venido presentando un aumento en el reclutamiento forzado de menores. Hoy
podemos hablar de un aproximado de
18.000 menores que hacen parte de los grupos armados al margen de la ley,
principalmente las FARC y el ELN. Lo más lamentable, es que casi la mitad, 42%,
de los integrantes de las FARC sean menores y en el caso del ELN 44% los insurgentes son menores. Es una
situación muy reprochable el hecho de que los grupos guerrilleros usen a estos
menores en el conflicto armado.
El
Comandante del Distrito Militar 1 de
Bogotá, el Capitán Martínez, asegura que el Ejército Nacional así como otras
instituciones como el ICBF, están muy alarmados por el alto número de
reclutamiento de menores en las filas de los grupos subversivos, por tal razón
han venido implementando programas de prevención del reclutamiento forzado, y
programas de desmovilización para aquellos que fueron obligados a unirse a las
guerrillas.
El
Ejército reconoce las poblaciones y los departamentos con el mayor riesgo de
reclutamiento infantil, y es por eso que ha realizado charlas, conversatorios y
talleres para ayudar a aquellas poblaciones que se sabe que son afectadas por
el flagelo del reclutamiento forzado; entre los departamentos con dicho riesgo
están: Antioquia, Arauca, Cauca, Norte de Santander, Meta, Putumayo y Valle del
Cauca.
El
ejército ha efectuado los programas mencionados anteriormente en las
poblaciones más afectadas dentro de estos departamentos, y ha obtenido buenos
resultados.
El
ICBF también ha logrado ayudar a muchos menores, pero en este caso se ha
encargado de aquellos menores, niños y jóvenes, que se desvinculan de la
guerrilla y los apoyan para reinsertarse en la sociedad obtienen beneficios por
su desmovilización y finalmente los ayudan para que puedan llevar una vida
normal.
En
el caso de Bogotá, vemos un preocupante crecimiento en el reclutamiento de
menores, no obstante en este caso, el número de menores que terminan en filas
guerrilleras es más bajo en comparación con el resto del país; pues la
principal razón por la que estos menores son reclutados es para hacer parte de
bandas criminales que delinquen por toda la ciudad, cobrando extorsiones,
expendiendo drogas e incluso cometiendo homicidios. Al igual que el reclutamiento
de los grupos armados ilegales, no es por su voluntad sino por amenazas o
persuasión.
Se
habla de reclutamiento forzado y reclutamiento “voluntario” para explicar las
razones por las cuales los menores terminan haciendo parte de los grupos
armados o bandas criminales. El reclutamiento forzado sucede cuando los menores
son amenazados o cuando encuentran en las armas un modo de supervivencia, es
decir alimentación, vivienda etc. El reclutamiento voluntario se asume cuando
el menor accedo por si mismo a unirse a grupos al margen de la ley, sin embargo
esto sólo sucede porque los niños son persuadidos, ya que se les puede
convencer con mayor facilidad.
Es
necesario que como colombianos no demos la espalda a esta situación, pues son
los niños y jóvenes que seguirán construyendo la nación que les dejaremos como
legado; es preciso apoyarlos para que no se vean involucrados en la guerra y
tengan que sufrir por un conflicto que no comprenden.
A lo
largo de los años, hemos visto como todas esas historias, que son realmente
lamentables, conmueven profundamente al país y nos hace preguntarnos por el
sentido de la guerra y cuál será el destino de nuestra nación si seguimos por
este camino.
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